sábado, 9 de abril de 2011

Abuelito



Comprar… Comprar… Comprar… Comprar… comprar… comprar… ¡Coño! ¡¿Qué cojones era?! ¡Me cago en su puta madre! ¡Es que hay que joderse! Si es que no calla. No puede ser concisa. No. 40.000 explicaciones… ¡Para una sola cosa! Pero, ¡por qué no se callará! Si es que no la escucho ¡que me aturulla, coño! 50 años así, y serán más, o lo parecen. Luego vuelve a casa, que si no me escuchas (pues no), que si sólo vas a tu rollo, que que mayor estás (tú no Carmen, tú no), si es que no debería empeñarte en ir tu (¿que me quieres como esclavo?). Luego me mirará. Torcerá el labio hacia un lado. Levantará la mirada, la dejará en el techo. Moverá al cabeza y dirá: “Qué he hecho, dios mío, qué he hecho”. Luego se dará la vuelta, graciosa, airadamente. Se pasará el brazo por la cadera, mientras continua negando con la cabeza.
     Miguel, ponme un vino, coño.

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